Villas Olímpicas

Las Villas Olímpicas de Barcelona’92 se proyectaron de acuerdo con lo establecido en la Carta Olímpica: un lugar de residencia y convivencia para los deportistas durante los Juegos. Con este motivo se proyectaron las villas de Barcelona, la Seu d’Urgell y Banyoles (ya que estas dos subsedes acogían pruebas olímpicas lejos de la capital y se consideró oportuno construir alojamientos específicos).

Además se construyeron tres villas más para los medios de comunicación, los jueces y los árbitros, ya que la falta de oferta hotelera lo aconsejaba. La Villa Olímpica de Barcelona se construyó en el Área del Parque de Mar, y fue proyectada para acoger cerca de 15.000 personas. En los terrenos utilizados, anteriormente había varios complejos fabriles en desmantelamiento de difícil acceso y aislados de la ciudad y del mar debido a que estaban rodeados por un entramado de vías férreas.

Para sacar adelante la reforma urbanística necesaria en 1986 se aprobó el Plan Especial de Ordenación Urbana elaborado por los arquitectos Josep Martorell, Oriol Bohigas, David Mackay y Albert Puigdomènech. Durante las fases previas se constituyó la empresa Villa Olímpica SA(VOSA), que se encargaría de la ejecución de las obras de las viviendas destinadas a acoger a deportistas y demás personal oficial. Esta empresa, en 1989 quedaría adscrita a una empresa más grande conjuntamente con otras, ya bajo la doble titularidad por parte del Estado Español y el Ayuntamiento de Barcelona.

La Villa Olímpica de Barcelona dio como resultado todo un nuevo barrio con un total de 45 hectáreas, que se convirtió finalmente en un complejo urbano dotado de diversos espacios verdes, una trama urbana acorde con la lógica del Eixample, y la recuperación de 5,2 kilómetros de playas para uso público. Las otras dos villas importantes, la de Banyoles que estaba a 130 kilómetros de Barcelona y la de la Seu d’Urgell, a 178 kilómetros, tuvieron una capacidad de 1.012 y 300 plazas respectivamente.