El lago de Banyoles fue la subsede donde se llevaron a cabo las competiciones de remo. El uso que se tenía que hacer del lago durante los juegos despertó críticas de los grupos ecologistas y por este motivo se desarrolló un estudio ambiental que determinó que los Juegos no tendrían ningún impacto negativo y que marcó unas directrices cautelares que servirían para el futuro uso del lago.
Las instalaciones de adecuación del lago para las carreras estaban formadas por elementos desmontables que después de los Juegos se retiraron y que formaban seis calles de 13,5 m de ancho y 2.000 m de largo, con una zona neutra de salida y otra de llegada.
Cerca del área de llegada de las regatas se construyó una zona de gradas que podía acoger hasta 4.000 espectadores y unos espacios adyacentes que podían acoger espectadores de pie.
Banyoles es una ciudad que se encuentra a 17km al noroeste de Girona. Su primer núcleo urbano remonta al siglo IX y creció alrededor del monasterio de Sant Esteve aunque la presencia del hombre alrededor del lago es mucho más antigua y se han encontrado restos prehistóricos. El lago, que tiene una superficie de 1.075.315 m², 2.080m de longitud y 730 m de ancho, a menudo ha sido escenario de competiciones de remo a lo largo de la historia.
Las primeras referencias de competiciones de remo en Banyoles datan de 1885, cuando se hizo la primera regata. En 1971 tuvo lugar el Campeonato del Mundo de Esquí Acuático y en los Juegos Olímpicos de Los Angeles’84 un deportista formado en Banyoles obtuvo la primera medalla olímpica española de remo.
En la zona llamada el parque de la Draga se construyó un complejo deportivo y una villa de 238 apartamentos, apta para alojar 910 deportistas, que después de los juegos se pusieron a la venta como zona residencial.
El Club Natación Banyoles, fundado en 1925, fue la sede organizativa del COOB’92 y del CIO durante los Juegos así como también el centro de prensa para las pruebas de remo.