El papel creciente de los mecanismos de comunicación y los contratiempos observados en citas olímpicas anteriores, hicieron que el COOB’92 decidiera crear un departamento de publicaciones específico que se encargara de supervisar y dar coherencia a todo lo que se publicaba.
Primeramente se encargó al estudio de Yves Zimmerman un diseño propio y homogéneo para todas las publicaciones del COOB’92. En cuanto a las publicaciones de carácter interno: informes semanales para la prensa, informes internos para la Familia Olímpica, etc., se firmó un acuerdo con la compañía Rank-Xerox que como socio colaborador del COOB’92 instaló un centro de publicaciones con tecnología de alta eficiencia.
En cuanto a las publicaciones externas, el proveedor oficial del COOB’92 fue una gran editorial del sector. Por mandato de la Carta Olímpica, el COOB’92 tuvo que enviar al CIO, las federaciones internacionales y todos los comités olímpicos nacionales un libreto explicativo de cada deporte, justo un año antes de la inauguración de los Juegos. Esta logística supuso la redacción de un Plan de Publicaciones específico donde figuraban todas las previsiones de publicación: desde los libretos, hasta los pósters, pasando por las acreditaciones o los adhesivos.
El gran reto que certifica el éxito de este apartado era que todas las publicaciones tenían que hacerse en cuatro idiomas: catalán, castellano, inglés y francés, por lo que se creó un Departamento de Servicios Lingüísticos. Después de los Juegos, el Centro de Publicaciones siguió trabajando para la producción de informes finales y la Memoria Oficial. Posteriormente, el fondo de publicaciones del COOB’92 pasó automáticamente al archivo de la Fundación Barcelona Olímpica.